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22-23 Los niños, las mujeres y los jóvenes caían desmayados en las calles y junto a los portones de la ciudad. Por eso los habitantes de Betulia, en su desesperación, fueron a reclamarle al gobernador Ozías y a los jefes de la ciudad. Les dijeron:

24 «¡Que Dios los castigue por el gran daño que nos han hecho! Ustedes no quisieron hacer un trato de paz con los asirios, 25 y ahora no tenemos quien nos ayude. Al contrario, Dios nos ha entregado en manos de nuestros enemigos, y moriremos de sed ante ellos. ¡Acabarán por completo con nosotros!

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